Creencias Inspiradas por la Palabra de Dios

Fundamento Bíblico

(Mateo 4:4)

Enfocado en la iglesia

(Efesios 3:10)

Dependencia

 (Juan 15:5)

Excelencia

(Colosenses 3:23)

Integridad

(Proverbios 16:8)

Respeto

(Juan 13:35)

Mayordomía

(Mateo 25:21)

Fundamento Bíblico

(Mateo 4:4)

Enfocado en la iglesia

(Efesios 3:10)

Dependencia

 (Juan 15:5)

Integridad

(Proverbios 16:8)

Mayordomía

(Mateo 25:21)

Respeto

(Juan 13:35)

La Divinidad

Creemos que Dios existe eternamente en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, y que estos tres son un solo Dios, teniendo precisamente la misma naturaleza, atributos y perfecciones. Aunque su relación eterna es inescrutable, no hay prioridad o superioridad entre las tres personas. Cada persona es igualmente digna del mismo honor, confianza y obediencia. (Mateo 3:16-17, 28:18-20; Marcos 12:29; Juan 1:14; Hechos 5:3-4; II Corintios 13:14; Hebreos 1:1-3; Apocalipsis 1:4-6)

La Persona de Jesucristo

Creemos en la deidad de Jesucristo, Su nacimiento virginal, vida sin pecado, milagros, muerte en la cruz para proveer para nuestra redención, resurrección corporal y ascensión al cielo, ministerio presente de intercesión por nosotros, y Su regreso a la tierra en poder y gloria. (Juan 1:1,14; Filipenses 2:6-7; Mateo 1:20-21; Lucas 1:34-35; Isaías 7:14; Lucas 4:18-19; I Pedro 3:18; I Timoteo 2 :4-6; I Corintios 15:1-5, 12-20; Hebreos 7:25; I Tesalonicenses 4:13-18; Hechos 1:10-11; Mateo 26:64; Apocalipsis 19:11-16)

Las Escrituras

Creemos en la inspiración divina, plenaria y verbal de las Escrituras. Toda la Biblia está inspirada en el sentido de que los hombres santos de Dios fueron movidos por el Espíritu Santo para escribir las mismas palabras de las Escrituras. Esta inspiración divina se extiende por igual y plenamente a todas las partes de los textos tal como aparecieron en los manuscritos originales. Por lo tanto, toda la Biblia, en los documentos originales, está libre de errores. Como revelación de Dios, creemos que la Biblia es la única autoridad y suficiencia con respecto a la fe y la práctica cristiana. Como tal, sirve como el estándar sobre el cual deben basarse y evaluarse todas las creencias, la moralidad, los estilos de vida, y el comportamiento cristiano.

Las Escrituras se centran en el Señor Jesucristo, en Su persona y obra de Su primera y segunda venida, y por lo tanto, ninguna porción se lee o entiende correctamente hasta que se dirige hacia Él. La responsabilidad y el deber del cristiano es manejar con precisión la Palabra de Verdad. La lectura e interpretación de las Escrituras debe hacerse bajo la guía e iluminación del Espíritu Santo. (Lucas 24:27, 44; Juan 5:39; Hechos 17:2-3; Romanos 15:4; I Corintios 2:12-16; II Timoteo 2:15, 3:16; II Pedro 1:21)

La Naturaleza del Hombre

Creemos que el hombre fue creado originalmente a la imagen y semejanza de Dios. Adán cayó por el pecado, y como consecuencia de su pecado, perdió su vida espiritual. Muerto en sus delitos y pecados, quedó sujeto al poder del diablo. Esta muerte espiritual, o depravación total de la naturaleza humana, se ha transmitido a todo el género del hombre, siendo la única excepción Jesucristo Hombre. Así, todo hijo de Adán nace en el mundo con una naturaleza que no sólo carece de chispa de vida divina, sino que es básica e inmutablemente pecaminosa aparte de la gracia divina. (Génesis 1:26, 2:17, 6:5; Salmo 14:1-3, 51:5; Jeremías 17:9; Juan 3:6, 5:40, 6:35; Romanos 3:10-19, 8:6-7; Efesios 2:1-3; I Timoteo 5:6; I Juan 3:8)

La Esperanza de la Salvación

Creemos que, debido a la muerte universal por el pecado, nadie puede entrar all reino de Dios a menos que nazca de nuevo. Nuestra redención ha sido realizada únicamente por la sangre de nuestro Señor Jesucristo, quien por nosotros fue hecho pecado y maldición al morir en nuestro lugar. (Levítico 17:11; Isaías 64:6; Mateo 26:28; Juan 3:7-18; Romanos 5:6-9; II Corintios 5:21; Gálatas 3:13, 6:15; Efesios 1:7; Filipenses 3:4-9; Tito 3:5; Santiago 1:18; I Pedro 1:18-19, 23)

Creemos que el nuevo nacimiento del creyente viene solo a través de la fe en Cristo, y no por obras, y que el arrepentimiento es una parte vital de la fe. (Juan 1:12, 3:16, 18, 36, 5:24, 6:29, 14:6; Hechos 13:39, 16:31; Romanos 1:16-17, 3:22,26, 4:5, 10:4; Gálatas 3:22).

Tal fe motivará en los hijos de Dios amor, gratitud, y obediencia a Sus mandamientos. (Lucas 10:20; Juan 6:37, 10:28-30; II Corintios 5:1, 6-8; Efesios 1:13-14; II Timoteo 1:12; Hebreos 10:22; I Pedro 1:3-5; 1 Juan 5:13)

La Iglesia

Creemos que todos los que han sido redimidos por la gracia de Dios mediante la fe en Jesucristo forman el Cuerpo de Cristo, la iglesia. También creemos en la iglesia local como el cuerpo de creyentes en un lugar geográfico que se reúne para adorar y servir a Dios, observar las ordenanzas del bautismo y la Santa Cena y trabajar juntos en un esfuerzo conjunto para promover el Evangelio de Cristo. (I Corintios 12:12-31; Efesios 1:22-23, 4:11-16; Colosenses 1:18)

La Gran Comisión

Creemos que el mensaje y mandato explícito de nuestro Señor Jesucristo es hacer discípulos a todas las naciones. Durante Su ministerio después de la resurrección, Cristo dio dos mandatos particulares. Primero en Mateo 28, Jesús nos ordenó: “id y haced discípulos a todas las naciones”. En segundo lugar, justo antes de Su ascensión, en Hechos 1:8 somos llamados a ser testigos “hasta las partes más remotas de la tierra”. La mayor responsabilidad y privilegio de la iglesia es servir como embajadores y testigos de Cristo. (Mateo 28:18-20; Marcos 16:15; Juan 17:18; Hechos 1:8; II Corintios 5:18-20; I Pedro 1:17, 2:11)